
Un principio fundamental de la física es la Ley de la Conservación de la Energía, que establece que la energía no se crea ni se destruye, sino que solo se transforma de una forma a otra. En otras palabras, la cantidad total de energía en un sistema cerrado permanece constante, aunque la energía pueda cambiar de forma
un ejemplo de aplicación de la Ley de Conservación de la Energía es una fábrica de manufactura donde se utilizan máquinas para realizar procesos como el corte, la soldadura o la fabricación de productos. Durante el funcionamiento de estas máquinas, la energía eléctrica que reciben se convierte en diferentes formas de energía, como:
Energía mecánica: utilizada para mover las partes móviles de la máquina.
Energía térmica: generada debido a la fricción entre las partes móviles de la máquina o el calentamiento de los componentes debido al uso
La Ley de la Conservación de la Energía entra en juego aquí, ya que la energía eléctrica que se consume no se pierde, sino que se transforma en estas otras formas de energía. El principio se aplica para optimizar el uso de energía en la producción.